martes, 16 de febrero de 2010

NO AL ALMACÉN DE CO2

Desde “Los monegros no se venden” mostramos nuestra gran preocupación ante la instalación de un almacén subterráneo de dióxido de carbono (CO2). Además denunciamos el secretismo con que se está llevando a cabo el proyecto, sin que la población afectada sea informada y partícipe de su futuro.


Por ello “Los monegros no se venden” difundimos los aspectos negativos que su instalación comportará en nuestro territorio.


¿Qué es el almacenamiento de CO2?


Es una opción experimental para la mitigación de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero. El almacenamiento constituye una parte de la captación y almacenamiento de dióxido de carbono (CAC). El proceso completo consiste en la separación del CO2 emitido por la industria, su posterior comprimido para el transporte y su almacenamiento final bajo tierra. La Unión Europea promueve la creación de una docena de plantas experimentales para antes de 2015.


¿Qué problemas existen?


- Una liberación de CO2 representaría un peligro inmediato para la salud y la vida humana. Los emplazamientos

elegidos han de presentar una baja probabilidad de fugas. Por tanto se asume esa pequeña probabilidad de

fuga que pondría en riesgo a la población cercana.


- El impacto de concentraciones de CO2 a poca profundidad podría comprender efectos letales para las plantas

y los animales del subsuelo, así como la contaminación de aguas subterráneas.


- El transporte hasta el lugar de almacenamiento conlleva un riesgo de fugas, con graves efectos negativos para

la salud y el medio ambiente.


- La aplicación del CAC elevará considerablemente el coste de generación eléctrica, que repercutirá en el

consumidor. Además significa un retroceso en el modelo de aplicación de energías renovables.


Opinión de Ecologistas en acción y Greenpeace


Ecologistas en Acción afirma que nunca se podrá eliminar la posibilidad de escapes tanto a corto como a largo plazo, que podrían contaminar depósitos de agua dulce, restringir los usos agrícolas de los suelos, además de su conocido efecto en el clima. Estamos hablando del gas que está cambiando el clima. Asimismo, recuerdan el posible impacto ambiental de la instalación de estos depósitos en espacios naturales protegidos.

Su generalización, afirman, requerirá la inversión de grandes cantidades de dinero que podría dedicarse a otras tecnologías más ecológicas. En este sentido, Greenpeace sostiene que con esta opción se apuesta por el modelo energético actual, basado en combustibles fósiles, al dar salida a los gases contaminantes de las centrales térmicas, trasladando además el problema a las generaciones futuras.


Conclusión


Por lo que desde “Los monegros no se venden” concluimos, una vez más, que la administración no debe actuar a espaldas de sus ciudadanos, e instamos a que el proceso sea abierto, participativo y se abra un debate donde se expongan y no se omitan los riesgos reales que supondría la instalación del almacén de dióxido de carbono.


Información extraída de

- La captación y el almacenamiento de dióxido de carbono, Informe producido por el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático por invitación de la convención marco de las naciones unidas para el cambio climático.

- Ecologistas en acción

- Greenpeace


LMNV

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que estáis bastante mal informados, pues el CO2 normalmente se almacena en rocas permeables qua antes contenían petróleo y/o gas. En España el petróleo no abunda, pero sí las estructuras que pueden (físicament) contenerlo.
Y sobre el riesgo de contaminar planas y animales, nada más lejos de la realidad, pues éstas rocas se situan a grandes profundidades, entre 1 y 3 kms bajo tierra.
Los geólogos y los ingenieros geólogos están estudiando actualmente las posibilidades para reducir los posibles riesgos, entre los cuales existe efectivamente el riesgo de fuga (si una estructura apta no está debidamente impermeabilizada por una roca impermeable -arcilla, marga...-), la sismicidad que pueda desestabiliza la estructura o abrir fallas que permitan escapar el gas, o la proximidad a zonas de actividad tectónica, que podria provocar sismicidad, compresión de la estructura, etc... pero la posibilidad que el CO2 contamine el agua o las plantas y animales no parece una situación muy realista, la verdad.
Se puede ser ecologista (yo lo soy) y posicionarse en contra de los proyectos que creamos nocivos, pero siempre estando bien informados, claro!
Xavi, desde Bcn.