Año nuevo

Cuando triunfó la revolución Cubana, los guerrilleros destruyeron uno de los mayores símbolos del capitalismo, del lujo y de las desigualdades: los casinos. El capitalismo solo representa al dinero, lo asumimos como modelo sin que importe, ni se entienda que nuestro planeta Tierra ocupa el primer lugar. Nosotros pertenecemos a la Tierra y en su conservación y equilibrio está escrito nuestro destino. No hay alternativa, si destruimos nuestro medio, nos destruimos a nosotros mismos.

El dinero se debería entender como un medio de intercambio y no como un fin, ni como un dios supremo. El desarrollo se mide únicamente en beneficios económicos, en crecimiento permanente hacia no se sabe dónde, sin tener en cuenta el vínculo que nos une a la tierra y sin valorar el coste que ya estamos pagando por no querer asumir que nuestro medio ambiente no se debe ignorar, porque eso implica ignorarnos a nosotros mismos. En el camino hacia nuestra supervivencia, respetar y conseguir convivir en nuestro planeta, cuidar nuestro medio ambiente y aprender es vital e imprescindible.

El problema es descubrir si el ser humano tiene un carácter autodestructivo, siempre sumido en una retroalimentada espiral de violencia, de guerras de los poderosos que no buscan más que dinero y poder. El mundo se encuentra herido de conflictos, de genocidios como sucede ahora en Palestina, de recursos distribuidos en función del dinero y no de las personas, generando pobreza, desigualdades y miseria; en este mundo herido se destruye la tierra en función del dinero, destruimos nuestro mundo por dinero, por ese dinero del que somos esclavos.

En el Congo el dinero del capitalismo provoca que para la obtención de 1Kg de coltán tengan que morir dos niños. El coltán es un mineral utilizado para los teléfonos móviles, televisiones de plasma, video juegos etc. que empleamos en el mal llamado mundo desarrollado. Para la extracción del mineral, se han de emplear niños ya que por su tamaño, pueden recogerlo entre las vetas de unas laderas muy deslizables. Para sostener la situación, en el Congo se mantiene una inestabilidad por medio de guerras permanentes que han ocasionado uno de los mayores genocidios de la historia. Y tan solo es una más de nuestras vergüenzas como humanidad.

Entregar el futuro al azar es abandonarlo a la suerte, colocarlo en una ruleta, en la que una parte de la humanidad condena a la otra. Pero, ante todo, el azar es la negación de nuestra naturaleza mental: el razonamiento. La aventura sin moral que emprendieron con Gran Scala nos ha llevado a una ruleta mareante en la que la razón es inaplicable. Intentar comprender Gran Scala, como al mundo, sólo es posible en la sinrazón de la avaricia y de la sumisión por parte de la mayoría de la sociedad al omnipresente dios del dinero.

Con la razón deseamos construir un mundo mejor, otro mundo posible en el que la tierra, la vida y las personas podamos ser libres de la destrucción que la avaricia del poder del dinero, que nos somete cada día, como si de un juego de azar se tratase, nos lo impida.